sábado, 20 de septiembre de 2014

Luces en el camino


Extractos copiados directamente (y sin re edición) de mi cuaderno de viaje. Charlas y momentos vividos en el ascenso a los andes, la vuelta a la Argentina.
Los camioneros paraguayos y su camión iluminando la ruta fría del desierto de Atacama a las 4.30 am.

- De Asunción a Iquique, de Iquique a Asunción, esa es la ruta de estos hombres y su camión.
En la salida de San Pedro de Atacama nos encontramos. Justo cuando sentíamos estar quedando atrapados en el desierto; por la vida extraña pero hermosa que se lleva ahí y por no conseguir como seguir viaje. En esta situación aparecieron los amigos paraguayos con un camión que transportaba autos llegados del Japón.


Mate y ascenso a los Andes, la ruta mortal a las cinco de la mañana, helada.
-El camionero quiere llegar a su casa a festejar el quien sabe cuanto aniversario de casado.
-El milico de Argentina quiere su propina.
-El carabinero chileno que nos pone el freno.
-Si está bien, muy bien. Y si no, no..
No te retobes porque te va mal.
Los 5000 metros sobre el nivel del mar que se sentían en la cordillera andina. Acá el sol nos asa y la sombra congela.
La carga que se sacudía y Elpela que todavía iba solo en el último auto. Yo, de copiloto del amigo paraguayo.

-Ya nadie valora el valor de las cosas que no se pueden comprar..




-Ya tenes una historia para contarle a tus hijos.

 Finalmente entramos a la Argentina, estamos en Jujuy! Pela mirá las salinas!!



Salimos de Argentina por Paraguay, entramos a Argentina gracias a dos paraguayos.

PARAGUAY-BOLIVIA-PERÚ-CHILE-ARGENTINA ¡VIVA LATINOAMERICA UNIDA!

Hola Purmamarca!

lunes, 15 de septiembre de 2014

San Pedro de Atacama: La noche más linda del mundo

Antes de dormir, la última noche que estuvimos en el Perú, elPela había conseguido prestado un mapa de Chile para poder tener una idea de como seguir (no sé si lo conté; hicimos todo nuestro viaje sin tener un mapa propio, lo que hizo de la aventura aun más interesante). Bueno, el plan parecía simple: bajar a dedo por Chile, adentrarnos en el desierto de Atacama hasta llegar a San Pedro de Atacama y de ahí conseguir algún vehículo que nos ayude a cruzar los andes por el Paso de Jama para finalmente volver a nuestra Argentina. Re simple!


No teníamos idea.. Pero la energía y el amor que le estábamos poniendo al viaje hizo que todo parezca fácil. Viajamos en camión, en el auto de una familia, dormimos una noche en la playa, otra en el medio de la ruta chilena (con mucho frío), estuvimos horas esperando a alguien que pare y nos lleve, dándonos cuenta que en ese desierto no podíamos escondernos del sol. Finalmente tomamos un bus y entre valles con aspectos lunares nos acercábamos a San Pedro de Atacama.
Llegábamos de noche, cansados, con las mochilas llenas de polvo -mucho polvo- y veíamos que en el medio del desierto hay un pueblo de artesanos que congrega a todo tipo de viajeros. Un pueblo con callecitas de tierra y arena, oscuras en la noche; así se ven mejor las estrellas, nos dicen. Con algunos perros jugando por ahí, con muchos telescopios, y uno se preguntaba ¿porqué tantos telescopios, adonde estamos?
Todavía no sabíamos que Atacama es el desierto más seco del mundo, tampoco sabíamos que nos ubicábamos a 2500 metros sobre el nivel del mar, que ahí no hay contaminación lumínica y que por tener un porcentaje de humedad en el aire casi nulo, nos encontrábamos en uno de los mejores lugares del mundo para observar las estrellas. No teníamos idea de adonde nos había traído el viaje. El lugar no se podía comparar con ningún otro de los que habíamos estado, era distinto, con una mística y una energía particular. Un lugar adonde habíamos llegado simplemente porque nos quedaba de paso y del cual no me quise ir, parte de mí quedó ahí.. Un sitio al cual debo volver con más tiempo para conocerlo y conocerme mejor.


Caminando un ratito llegas al desierto de nuevo: los montes rodean a San Pedro y marcan el limite entre el pueblo y las arenas infinitas. Ya no teníamos dinero para pagar un hostel o un  camping, por eso esa noche armamos el campamento en el monte. No se veía nada y la linterna se había quedado en Perú, nos organizamos como pudimos y cenamos rico en la oscuridad. No habíamos llevado carpa, algo de lo que nos arrepentimos unas cuantas veces durante el viaje, por eso nuestro campamento consistía de un lugar adonde hacer fuego y las dos hamacas paraguayas, nada mas ni nada menos. Y si llovía? En San Pedro de Atacama prácticamente no llueve, así de simple.


ElPela ya dormía (estaba un poco enfermo ya que es alérgico al polvo y venia con las defensas bajas por la alimentación rustica y el gran desgaste del viaje, es decir, se sentía en el mismísimo infierno). Yo me fui a caminar un poco, a ver que encontraba para hacer en la noche atacameña. Apenas salí del monte adonde estaba nuestro campamento escuché un grupo de personas sentados, charlando muy alegres a unos metros en la oscuridad. En el limite entre el desierto y el pueblo se juntaba cada noche la gente: fogón, algo para tomar, guitarra y yo que llegaba con el tambor, estábamos hechos!
Me alumbran con una linterna mientras me acercaba.
-Simón, ¿eres tu?-
-No, no soy Simón..-
- ¿Y quién eres?, ¿cómo te llamas? Preséntate para todos así no estás repitiendo como loro- Mientras me alumbraban ya con dos linternas.
- Bueno, hola.. Mi nombre es Damián y estoy viajando con un amigo, que ahora está durmiendo porque está algo enfermo. Estamos volviendo de una gran vuelta que dimos, y en estos días vamos a cruzar el paso de Jama para volver a nuestro país. Soy argentino.
-Pues claro que eres argentino weon! Se te nota hasta en la oscuridad jaja..- Mi nombre es Vicente y los otros.. que se presenten solos! jaja-
Entre risas, y ya fuera de las luces de esas linternas, me incorporé al grupo. Instantáneamente me empezaron a preguntar de todo un poco mientras también me invitaban todo tipo de bebidas.
Eramos un grupo mixturado: brasileros, chilenos, uruguayos, peruanos, colombianos y yo, el único argentino. Los chilenos que se iban a dedo hasta Río de Janeiro, la Negra y su bicicleta, Laura que vendía helados naturales, hacía percusión y también viajaba con su djembe, los uruguayos que no sabían candombe!, los brasileros que entendían poco el castellano pero se comunicaban con el idioma universal, los peruanos.. como tomaban los peruanos!  Ron, charlas, vino, canciones, pisco, risas. Guitarra y tambor, voces con acentos distintos cantando música de América Latina.
En un momento un grupo grande se fue y nos quedamos unos pocos. Fui a buscar más leña y cuando volví uno de los chilenos tocaba temas de Pearl Jam, ahí en el desierto, a las 4 de la madrugada, bajo un millón de estrellas, fue un momento emotivo. Silencios musicales.
- En el desierto pasan cosas lindas..
Una de las noches más increíbles de mi vida!!!


Hacer música, conocer personas, hablar de latinoamérica, historias y mas historias hasta que el sol se levantaba de nuevo por el horizonte.

- Che... Llegué de noche y no vi mucho. ¿Qué hay para hacer por acá?
-Jajaa. ¿Que que hay para hacer? De todo "che".
-Por ejemplo?
-Camina un poco y ve al Géiser del Tatio che, sigue y zambúllete en  las aguas termales che, después escala las montañas che, conoce el observatorio astral mas increíble del mundo che, el ALMA. O también puedes ir al salar de Tara a jugar un rato. Tu decides che.


- Che, dos cosas.. Primero: tenés razón, hay de todo para hacer. Segundo: no sabes usar el "che". No lo podes poner en cualquier lugar boluda!!
- Tu también lo pones en cualquier lugar!
- Pero me sale natural..
- Eso si. Y también dices mucho la palabra "boludo".
- Tengo un problema con esas palabras, lo sé.. Que onda los géiser esos?
- A las 10 de la mañana se despiertan! Empiezan a rugir y largan agua hirviendo al cielo, tenes que ir a ver!
- Quiero hacer todo lo que hay que hacer, quiero conocer este lugar, le voy a decir a mi amigo para quedarnos unos días por acá.



- Che pela. Y si nos queda..
- Negro, vamo a la mierda, no me siento bien..
- Yo te iba a decir para quedarnos un poco más por acá.
- El polvo de este lugar me está haciendo mal.
- Si, se te nota.
- ...
- Bueno, nos vamos.

No dormir e ir a hacer dedo en el desierto de Atacama de 8 am a 8 pm sin conseguir que pare un vehículo y con el viento que no se calmaba un segundo, fue la prueba de cuanta paciencia, cuanto temple podíamos tener.
Por un lado no me quería ir, por otro lado lo que estaba pasando era involuntario. Atacama no dejaba que nos vayamos. Ese paso de Jama parecía impasable!



Nos contaron que los camioneros salen a las 4 de la mañana para poder subir los 5.000 metros sobre el nivel del mar de los andes y pasar a Argentina sin que los motores se recalienten.
Volvíamos al pueblo de nuevo para intentar irnos con un camión al otro día antes de que amanezca.


-Hola don, mi nombre es Damián y mi amigo se llama Ricardo. Estamos necesitando un favor, nos podría llevar en su camión hasta Argentina? Ustedes van a Paraguay no?
- Hola. No puedo llevarte, el seguro no nos permite.
- Don, si nos ayuda sería un gran favor. Estamos hace dos días y no conseguimos a nadie que nos haga la gauchada.
- Hablá con él.
- Hola don, mi nombre es Damián y mi amigo se llama Ricardo. Recién hablé con su compañero y me dijo que sí pero que le pregunte a usted.. Estamos necesitando que nos lleven en su camión hasta Argentina. Estamos hace dos días y no conseguimos..
- ¿Sabes hacer mate?
- Si si!!
- Allá está el calentador de agua y la yerba está en una bolsita al lado. Hace un mate, decile a tu amigo que suba en uno de los autos que llevamos atrás y vamos. Dale que se hace tarde!
- Gracias Don! Pelaa vaamoo!!


Fue un paso fugaz, solo cuando nos fuimos empecé a entender adonde habíamos estado. Y, como a lo largo de todo el viaje, las preguntas se disparaban: ¿Porque la gente vivía ahí?, ¿quienes habrán sido los primeros que se vinieron y fundaron ese pueblo de tonalidades rojizas, lleno de sal?
Entre paisajes desolados de cordilleras y volcanes, en donde de repente afloran aguas termales y manantiales que permiten el milagro de dar vida estaba San Pedro de Atacama, el paraíso en versión desértica.
Atacama es un lugar para sobrevivir al fin del mundo.