viernes, 27 de diciembre de 2013

Ya es hora..

No me puedo quedar quieto, me cuesta escribir pero lo estoy intentando, la mochila está casi cerrada (siempre hay algo más que guardar) el pela está buscando las ultimas cosas. Tenemos todo lo necesario. Hay mucha ansiedad!! El corazón nos late mucho mas fuerte que de costumbre... Pienso en los amigos, en la familia, en todos los que nos dan fuerzas para ponernos las mochilas y vivir este viaje. Leo los mensajes con palabras del alma y me lleno de emociones. ¿Como hacemos para devolver tanto amor?
Pensé que el día en que salgamos iba a escribir y a escribir, pero no fue así, no hay palabras más que estas:
-Encarnación
-Asunción
-Santa Cruz de la Sierra
-Potosí
-Sucre
-Uyuni
-Oruro
-Cochabamba
-La Paz
-Coroico
-Copacabana
-Lago Titicaca
-Isla del Sol
-Yunguyo
-Puno
-Cuzco
-Machu Pichu
-Arequipa
-........

Allá Vamos!!
Gracias

ElPela y ElNegro

miércoles, 25 de diciembre de 2013

No faltan más que 1472,4 grados para que los sabios tengan razón



El escritor francés Julio Verne publicó Viaje al centro de la Tierra en 1864, yo lo leí en 2011 y me fascinó. Después de eso me interioricé con su biografía y no paré de leer sus libros, viajé cinco semanas en globo, di la vuelta al mundo en 80 días, estuve con esos niños dos años de vacaciones y recientemente conocí la filosofía del eterno Adán. Este señor con sus relatos me inspiró extraordinariamente. 
El capítulo XXV, de Viaje al centro de la tierra, tiene uno de los mejores diálogos de los que me tocó leer, el tipo de diálogos que acreditan la buena fama de la novela. El profesor Otto Lidenbrock habla con su sobrino Axel; ya están bajo tierra. “Nos habíamos ya acostumbrado a vivir como trogloditas —dice Axel—. Yo no me acordaba ya del sol, ni de las estrellas, ni de la luna, ni de los árboles, ni de las casas, ni de las poblaciones, ni de todas las demás superfluidades terrestres de que se han formado una necesidad los seres humanos”.
Tratan de ubicarse, seguir marcha. El profesor Lidenbrock concluye que están a ochenta y cinco leguas al sudeste de la base de Sneffels, a unas dieciséis leguas de profundidad.
—¿Dieciséis leguas? —se sorprende Axel.
—Sin duda —le responde Lidenbrock.
—Pero dieciséis leguas son el límite extremo que la ciencia señala al grueso de la corteza terrestre.
—No digo que no —se encoge de hombros el profesor.
—Y aquí, según la ley del aumento de la temperatura, debería existir un calor de por lo menos mil quinientos grados.
Debería, muchacho.
—Y todo este granito no podría conservar su estado sólido y se hallaría en plena fusión.
—Ya ves que no es así, y que los hechos, como tienen por costumbre, echan abajo las teorías.
—Tengo que convenir en ello —cede Axel—, pero estoy asombrado.
—¿Qué indica el termómetro?
—Veintiséis grados seis décimas.
—Pues no faltan más que mil cuatrocientos setenta y dos grados y cuatro décimas de grado para que los sabios tengan razón.



La teoría, y el relato, dicen que, a dieciséis leguas bajo tierra, el calor es de casi 1500 grados. El termómetro marca 26,6 grados.
El escritor japones  Haruki Murakami dice en uno de sus libros: "Es la curiosidad lo que me mueve. Quiero saber qué hay más allá del camino. Y, si no hay nada, también quiero saberlo. Tengo que saberlo"




                      Por Damián Reinero 

domingo, 22 de diciembre de 2013

Madera, hilo, calor y metal



Hace unos 15 días a ElPela se le ocurrió empezar a hacer “cosorolos”. Algunos se preguntarán de qué estoy hablando, otros felizmente ya lo saben. Inspirado por nuestro viaje y también por una viajera de Polonia que está recorriendo Latinoamérica y casualmente paró en su casa unos días, Ricardo comenzó a tallar pequeñas maderas a las que después les grababa "palabras sueltas que podían ir juntas".. Una vez terminado este gran laburo, las perforaba y les colocaba hilos enserados trenzados. El resultado eran los cosorolos; podían ser llaveros, colgantes, amuletos de la suerte, o simplemente recuerdos. Para nosotros son demostraciones de amor, ElPela había hecho una publicación en el Facebook (a la cual yo la compartí) que decía más o menos así:

"Este año queremos caminar un sueño, y tenemos algunos fragmentos de lo que esperamos encontrar en el camino, hechos de madera, hilo, calor y metal. A todos los que crean que viajar para conocer y vivir vale el esfuerzo, si se copan con esto nos dan una mano para llegar más lejos, además son recordatorios de lo que nunca deberíamos olvidar, Viajar, Conocer, Querer, Reír, Esperanza... entre tantos otros. Son llaveros y "cosorolo" para el celular . Si te copás, envia un MP, No tienen precio $ puesto ya que no se venden, es una mano a cambio de un gesto. Abrazo! "



Los días posteriores a la publicación nos los empezaron a pedir. A pedir y a pedir. Al principio los hacia solo ElPela, ahora me animé a hacerlos yo también.
Algunos nos pedían para regalar en las fiestas, otros los querían para ellos; la impresión que nos daba era que la mayoría simplemente quería colaborar con nosotros, impulsarnos a caminar mas y mas. Por eso digo que es una demostración de amor, cada vez que íbamos a entregar alguno nos daban palabras positivas, abrazos o simplemente miradas que dicen mucho mas a veces.


Grabar esas palabras inspiradoras y recibir el afecto de tantos nos cargó de energías y nos hizo empezar a caminar antes. La previa ya es el viaje! A 5 días de la partida seguimos armando cosorolos y les decimos simplemente GRACIAS!








lunes, 9 de diciembre de 2013

EL LOCO QUE DICE BUEN DÍA

Íbamos de la mano, por la calle soleada, y en el mismo vientito en que venía el olor de las flores del florista de la esquina, vino la voz del hombre: “buenos días… buenos días… pero que linda mañana… señora, ¿por qué tiene esa cara tan triste? ¿no ve que hoy es primavera?… No me diga atrevido, señora… Me gusta la gente… yo quiero a la gente… y si no hablo con la gente… me siento muy solo… ¿O usted no se siente sola, señorita apurada?… Buen día, señor, tome una margarita para la solapa del saco… Vaya una manera de decir que no! Es primavera y hay que llevar una flor en la solapa. Si no ¿para qué sirve que sea primavera?”. 

Y así, con su voz alegre, se fue acercando hasta nosotras dos, mamá y nena, con una media caída y la otra no. 

Yo ya lo conocía. Lo había visto muchas veces hablando solo, con los ojos azules y límpidos fijos en una distancia color amanecer. Lo había visto derramando su “buen día, señora; buen día, señor; buen día, señorita”, como si fuera una regadera de palabras humedeciendo el tiempo. 

Y había visto también el enojo, la sonrisa burlona o la simple indiferencia de la gente que pasaba a su lado. Algunos insultándolo, otros haciéndole burla, los más sin mirarlo siquiera, como si no existiera. 

Verónica se detuvo frente al hombre: 

-Buenos días, señora… 

-¿Es tu amigo, mamá? 

No supe qué contestar. Me tomó de sorpresa la pregunta. ¿Era mi amigo? ¿No era mi amigo? No lo sabía… 

-Sí, nena linda - balbuceó él mientras quitaba una flor de los ramos del florista y se la alcanzaba con una mano huesuda y pálida-. Tu mamá es mi amiga… Toda la gente es amiga mía… 

Los viejos, los jóvenes, los chicos…, los perros, los gatos, los canarios… Porque yo fui quien entró a la pajarería y le abrió las puertas a las jaulas de los pajaritos… Hubieras visto cómo se puso el cielo ese día, de todos colores, igual a un jardín! ¿Cómo te llamas? 

-Verónica…, y quiero ser tu amiga. En la plaza yo me hago amiga de todos los chicos… En cambio, las personas grandes son diferentes. ¿No mamá? 

-A veces… 

A veces… o casi siempre, por desgracia. La gente lo llama “el loco que dice buen día”. Pero es el único ser que vi con una flor en el ojal en primavera. Y que en vez de llevar un pañuelo en el bolsillo del saco, lleva una paloma blanca que picotea el aire leve. Y en vez de tener los ojos empañados de envidia, de tristezas, de rencor…, los tiene abiertos y hondos, se puede ver en ellos lo que siente, como se ven los peces a través del agua de los riachos del sur. 

Las personas grandes para ser amigas tienen que responder un complicado cuestionario, lleno de signos y de números. No pueden decirle “buen día” a la gente que se cruza con ellas por la calle porque la gente se sorprendería… y las llamaría locas, como al hombre con los ojos de niño que te dio esa caléndula y le va cantando al sol y a la ternura, estremecido por la alegría de trompo y calesita que da vueltas en el mundo de los niños. Cuando el hombre se alejó, vos me preguntaste: 

-¿Por qué le dicen loco, mamá? 

-Porque… porque no lo comprenden. 

-A mí me parece más loco aquel señor que va con sombrero y traje negro en un día tan lindo. 

-A mí también, Verónica. 

Tenés razón. Claro que tenés razón. 

¿Cómo va a ser loco un hombre que regala flores y saluda por las calles? ¿Cómo va a ser loco un hombre que ama a los viejos, a los jóvenes, a los niños, a los perros, a los gatos, suelta los pájaros de las jaulas y sonríe porque el sol es redondo y amarillo? 

Locos… somos los otros: los que miramos con angustia los relojes, los que no estrechamos las manos de quienes no nos muestran su documento de identidad y no tienen bien lustrados los zapatos, los que ponemos un vidrio de distancia entre nosotros y los demás… con la excusa de protegernos. Bah, por temor a darnos, a amar, a que nos llamen locos. 

Poldy Bird, “El país de la infancia"

lunes, 2 de diciembre de 2013

ANFIBIOS, SER O NO SER

Le pregunté a mi abuelo por qué las ranas son así.
-¿Así cómo?- dijo el abuelo.
- Así, así... Graciosas, felices, que andan por el agua, y andan trepando paredes y saltan y saltan siempre.
El abuelo me dijo que son así porque son anfibios. – Anfibios, ¿qué es lo que es eso?
-Significa “ambas vidas” o “ambos medios”- me dijo él con su voz rasposa.
-¿Y son felices así?
-Sí Alan, las ranas son felices, en sus ojitos te das cuenta.
A veces me entiendo con el abuelo.


Papá tiene un trabajo que dice que es bueno, mamá dice lo mismo del suyo. A la mañana me cuida Antonia y yo le cuido a Sauce, mi perro grandote. Mi mamá viene al medio día para comer, a papá le veo solo a la noche, él mira tele mientras cenamos y se acuesta a descansar después.
Yo siempre juego con los juguetes, si quiero un juguete nuevo le digo a Antonia o a mi mamá y después me traen, me pone un poco contento eso… Pero a veces nada me pone contento, me duele la panza y quiero llorar mucho, y lloro mucho. No me duele por algo que comí, ni lloro por algo en especial, no sé bien porque lloro.
La otra noche, mientras papá cenaba, yo le miré mucho y cuando él me miró sus ojos estaban apagados, sin ganas de mirar, estaban tristes, y me dio dolor de panza y lloré, lloré hasta que me dormí esa noche.

El domingo, después de comer, fui a sentarme con el abuelo. Le dije que estaba pichado porque a veces me duele el estógamo y lloro hasta que me arde el ojo. El viejo me miró y pregunto por qué.
-Creo que papá está triste.
-¿Por qué crees eso?
-Sus ojos me dijeron eso.
El abuelo me dio un abrazo fuerte, re fuerte.
-¿Por qué papá está siempre trabajando?- le pregunté como pude mientras el viejo me estrujaba con el abrazo.
-Él trabaja porque eso es importante- me contestó.
-¿Yo soy importante?
-Lo más importante del mundo.
-¿Y por qué papá no está todo el día conmigo entonces?
-Porque tiene que trabajar para que vos tengas todo, enano.
-¿Que es todo?
-Tu papá trabaja para que vos tengas comida, casa linda, juguetes… ¿O acaso no querés tener juguetes?
-Yo dejaría todos mis juguetes para jugar con papá, pero nunca jugué con él. Me parece que no sabe jugar mi papá.
Me volvió a dar un abrazo el abuelo y me dijo:
-Mirá Alan, sé que sos muy chiquito pero te lo voy a decir igual. Cuando crezcas y tengas un trabajo, que sea uno que ames y te dé tiempo para disfrutar de la gente que querés y de lo que te hace bien. No seas como el abuelo o papá, que por un lado tienen el trabajo y las obligaciones y por otro la familia, los amigos y lo demás. No pudimos vivir contentos ambas vidas.
Yo escuchaba nomas.
-Vos gurí… Vos tenés que vivir feliz ambas vidas, que son una en realidad.
-¿Como las ranitas, que son anfibios y viven felices ambas vidas, que son una en realidad?
Y mi abuelo me abrazó más fuerte.
A veces me entiendo con el abuelo.
                                                                                                Por Damián Reinero

martes, 5 de noviembre de 2013

..

No importa cuantas pilas de laburo tengas que hacer,
cuantas hojas de lectura obligatoria te esperen,
cuanta rutina te espere para que la atravieses.
Todos los días sale el sol, porque nos sonríe;
todos los días un camino levanta nubes de polvo seco, porque baila,
un arroyo se desliza cuesta abajo, porque quiere saber que hay mas abajo.
Yo por el momento, cuento los días para irme con ellos.

Por Ricardo Petterson

domingo, 27 de octubre de 2013

ELLOS VENÍAN DESDE LEJOS

Si hubieran conocido la lengua de la ciudad, habrían podido preguntar quien hizo al hombre blanco, de donde salió la fuerza de los automóviles, como se sostienen los aviones, porque los dioses nos negaron el acero.
___Pero no conocían la lengua de la ciudad. Hablaban el viejo idioma de los antepasados, que no habían sido pastores ni habían vivido en las alturas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Porque antes de los cuatro siglos de persecución y de despojo, los abuelos de los abuelos de los abuelos habían trabajado las tierras fértiles que los nietos de los nietos de los nietos no habían podido conocer ni siquiera de vista o de oídas.
___De modo que ahora ellos no podían hacer otro comentario que el que les nacía, en chispas burlonas, de los ojos: miraban esas manos pequeñitas de los hombres blancos, manos de lagartija, y pensaban: esas manos no saben cazar, y pensaban: sólo pueden regalar regalos hechos por otros.
___Estaban parados en una esquina de la capital, el jefe y tres de sus hombres, sin miedo. No los sobresaltaba el vértigo del tráfico de las maquinas y los transeúntes, ni temían que los edificios gigantes pudieran desprenderse de las nubes y derrumbárseles encima.  Acariciaban con las yemas de los dedos sus collares de varias vueltas de dientes y semillas, y no se dejaban impresionar por el estrépito de las avenidas. Sus corazones se compadecían de los millones de ciudadanos que les pasaban por encima y por debajo, por los costados y por delante y por detrás, sobre piernas y sobre ruedas, a todo vapor: "Que sería de todos ustedes- preguntaban lentamente sus corazones- si nosotros no hiciéramos salir el sol todos los días?".

________________________Vagamundo y otros relatos-Eduardo Galeano   



jueves, 24 de octubre de 2013

LA VUELTA AL DÍA EN 80 MUNDOS

...Hace unos meses venimos hablando con Mati, mi primo y amigo, de que queremos hacer un viaje en Diciembre. Nos queremos ir a Bolivia y de ahí ver para donde enfilamos. No sabemos si iremos por el norte argentino (algo caro) o por Paraguay (algo inseguro según lo que nos cuentan). Tampoco sabemos si después de pasar por La Paz, Copacabana y la Isla del Sol en Bolivia  nos vamos a encaminar para el norte (noroeste en realidad), iremos hasta Cuzco Perú y de ahí al gran Machu Pichu, o decidiremos irnos hacia el oeste en busca las playas peruanas. *Tengo que confesar que la idea de conocer el Océano Pacifico me puede.
Como va a ser el viaje? no lo sabemos. Queremos salir el 27 o 28 de diciembre y pasar año nuevo viajando. Hablamos mucho de esto con Mati, soñamos bastante..
Hace un tiempito se sumó alguien más al viaje, es un viaje especial por eso no puede ser cualquier persona. Ese alguien es "el pela", nos llevamos muy bien, mi primo también lo aprecia mucho. Sabemos que Ricardo, el pela, quiere hacer el viaje del mismo modo que nosotros: sin estar esperando llegar a algún lugar, viajar por viajar nomas, por amor al camino, a las nuevas experiencias. Queremos conocer personas, culturas, comidas, historias, lugares, vivir momentos. Hacer de cuenta que nacimos ahí, en el lugar adonde estamos en ese instante. Al día siguiente, si partimos hacia otros lugares, habremos nacido ya en otro pueblo y así seguiremos.
Intento no tener expectativas del viaje, no estar esperándolo, me cuesta. Pienso en la mochila, en como la voy a cargar, que llevar y que no, adonde pararemos, cuanta gente conoceremos...
Hasta ahora lo único seguro es que a fines de diciembre del 2013 Matias Dutra, Ricardo Petterson y yo, Damián Reinero, saldremos a conocer un poquito más Latinoamérica y así conocernos a nosotros mismos.

lunes, 2 de septiembre de 2013

..Porque has de saber que soy una mezcla de aventurero y burgués, con una apetencia de hogar terrible, pero con ansias de realizar lo soñado.