lunes, 13 de enero de 2014

Camiri I: La ruta del Che

El viaje por el Chaco paraguayo fue difícil, no por nada tiene esa fama. Después del medio día la temperatura subió precipitadamente, nunca estuvimos en un lugar con tanto calor, los ojos y las orejas nos ardían por el aire caliente que entraba por las ventanas del colectivo (el aire acondicionado solo anduvo las primeras cuadras saliendo de la terminal de Asunción), me animo a decir que la temperatura rondaba los 50°C. Salimos de Asunción a las 20 hs del día 29 y llegamos a Camiri (Bolivia) a las 17:30 hs del día 30 de Diciembre. Fueron 21 horas jodidas, la primera prueba de fuego que el viaje nos ponía.
La segunda prueba vino directamente seguida a la anterior, nos bajamos en Camiri (ya de una manera medio rara porque el chofer no tenia idea de que nos quedábamos ahí y se pasó), pasamos por los baños de una estación de servicio para higienizarnos y fuimos a la terminal.
¿Porque hablamos de prueba de fuego?, se preguntaran.
-Por la fecha no hay pasajes ni a Sucre ni a Potosí..
Queríamos ir a dedo - Pocos camiones pasan por acá- nos dijeron.
- Recién el 2 de Enero se normalizan los recorridos de colectivos-
En definitiva estábamos varados en Camiri, una ciudad rara, algo hostil. Debíamos pasar año nuevo ahí, quisiéramos o no. Todo parecía ser negativo, preguntábamos y preguntábamos y nadie nos daba respuestas claras; después de unas vueltas conseguimos un taxista que por 10 pesos bolivianos nos contó un poco de la ciudad y nos llevó a un hostel. Seguíamos un poco bajoneados pero todo comenzaba a cambiar. Esto no estaba en los planes, es mas no sabíamos realmente adonde estábamos. Entramos al hostel y mientras esperábamos a que apareciera algún encargado notamos que arriba de la puerta de la habitación 7 decía: "En el año 1966 se alojó en esta habitación el legendario y mítico Che", y tenia la típica cara pintada de Ernesto Guevara (que cómicamente vemos en tantas remeras de marca). Nos mirábamos con el pela y no lo podíamos creer, no nos cabía en la cabeza en realidad. Imagínense nuestras caras cuando miramos la tabla con llaves y vimos que habitación estaba libre, si señores, la habitación 7... No se ilusionen, era para mas de 3 personas y no la podíamos pagar. Terminamos en el hostel de enfrente, un lugar al que definimos "hostel hippie indu". Nos bañamos, acomodamos todo y ya instalados en el cuarto salimos a caminar. Ahora viene lo mas lindo, encontramos El mercado de la ciudad, vendía todo! Electrónica, lácteos, ropas, artesanías y lo que se imaginen. Bueno, ahí estábamos recorriendo cuando el camino nos cruzó con Alicia, queríamos ver precios de frutas y esta era una frutería enorme. Nos pusimos a hablar con Alicia, que atendía el loca, y entre charla y charla nos dijo que conocía a la dueña del hostel en donde parábamos.
-El padre de la dueña del hostel fue el medico de la guerrilla en los tiempos que El Che caminaba las calles de Camiri.
El hermano de la señora Alicia era chofer del medico y por ende chofer de Guevara y su tropa. Ella conoció a Ernesto Guevara.- El era amigable, buen hombre, nunca decía que era El Che, se sentaba a tomar mate con los campesinos y charlaba con la gente... Como ustedes-
Rebosábamos de emoción pero intentábamos disimularlo. Alicia nos dijo que el comandante anduvo mucho por la zona.
-Recorría Camiri y se iba por los montes con su gente hasta Monteagudo o hasta Valle Grande. Dormía por ahí, era sencillo el Guevara... Vayan a conocer el lugar adonde lo atraparon y todo terminó (o empezó agrego yo para sonrisa de Alicia). La zona se llama "la ruta del Che".
Nunca lo entendieron en Bolivia a Ernesto Guevara.
El viaje nos lleva, nos asombra, emociona. Estamos como en una tormenta de arena (de esas que suelen ocurrir en el chaco paraguayo), no podemos ver bien para donde vamos pero sabemos que estamos bien. Confiamos en el destino, confiamos en el camino.


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