lunes, 20 de enero de 2014

Potosí II: La mina

¿Cómo  me animo a mirarte Cerro Rico?
Si los que vienen aquí entre sudor y polvo dejan su vida.
Tuve que conocer tus entrañas para saber como devoras a los que valiente y tristemente se animan a ti.
Es el sudor y la sangre de los pobres y oprimidos los que te han sacado tus riquezas, obligados. Y solo contra ellos te desquitas.
Cerro maldito estás, por la avaricia del hombre, por ella te has convertido en un asesino. Deberá el hombre saciar su sed de riqueza, para que tu puedas volver a la paz. No pedirás perdón, llorarás con los que te picaron por dentro, con los que murieron esclavos, con los que dejan su vida por una familia que espera el pan. Gritarás justicia con detonante furor, que los responsables de convertirte en sombra de piedra paguen y pidan perdón . Taparás tus heridas y ya no dejarás entrar por tus lados a nadie más. Serás entonces, ejemplo para recordar, motivo para no olvidar que  la ambición del hombre, despierta demonios y conjura al  hombre simple, la peor maldición.



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